Hace unos días Philip Newborough, también conocido como Corenominal, anunció oficialmente que daba por terminado su trabajo con Crunchbang Linux dejando a más de uno, incluído yo, con un cierto sentimiento de tristeza por leer sobre su partida como líder de un proyecto, que sin duda, dio ejemplo de muchas de las virtudes del software abierto como modelo de desarrollo y sobre la implementación de ideas en el diseño de un sistema operativo eficiente, altamente configurable y funcional, pero sobre todo, de la construcción de una de las mejores comunidades que haya visto surgir el ecosistema linux en muchos años.
Hace algún tiempo en este mismo blog, mencionaba que a mi parecer, tanto Clement Lefebvre como Philip Newborough debían ser considerados como
ejemplos positivos de liderazgo ejercido con ética y responsabilidad en
el entorno linux; un liderazgo ejercido con adultez, más allá de
protagonismos vanos, delirios de grandeza o despliegues de
grandilocuencia y me es sumamente grato poder sostener al cien por
ciento esas palabras hasta el día de hoy.
La a veces triste, pero siempre cruda realidad, es que proyectos van y vienen en el mundo del software libre. Sin embargo, siempre me ha parecido que la naturaleza de los proyectos verdaderamente grandes o destinados a trascender es la de sobrevivir a quienes los crean, así como a quienes en algún momento operan como sus líderes y algo me dice que es demasiado pronto para decirle adiós a Crunchbang Linux, es más, me atrevo a decir que esto no será sino un muy breve hasta pronto.
Esto lo digo porque el proyecto no solo cumplió con las expectativas a nivel técnico y de experimentación, sino también porque logró formar, sostener y consolidar en torno a él, a una de las comunidades más relevantes, integrada por gente sumamente participativa, sapiente y entrañable, donde las actitudes altivas y el menoscabo por los novatos es prácticamente inexistente; lo cual es de admirarse en cualquier comunidad en línea hoy en día, siendo que algunos otros grupos precisamente son famosos por tales rasgos negativos a pesar de sus importantes aportaciones.
Con el tiempo, a veces uno desarrolla cierta especie de olfato para percibir algunas situaciones. Una de ellas es la de identificar la calidad de una comunidad con el carácter de quien las encabeza, en ocasiones felizmente y en otras infelizmente, una se contagia de la otra en la calidad de su actitud, sus principios, directrices y forma de obrar.
Mientras que la otra situación, se refiere a cuando esa comunidad se consolida exitosamente y su nivel de vitalidad es independiente de la participación activa de su líder.
Cuando eso ocurre, difícilmente el grupo dejará morir el proyecto original, ya que para buena parte de sus miembros, dicha comunidad le representa algo más que el acceso a un simple bien y tanto dicho bien, como el ser parte del grupo, pasa a formar parte importante y activa del estilo de vida de sus integrantes y me parece que tal es el caso con Crunchbang Linux. Podría estar equivocado, pero algo me dice que no es así.
Como quiera que sea, en mi no cabe más que un muy profundo agradecimiento hacia Philip Newborough (Corenominal o Papanominal como con respeto, cariño y buen humor muchos también le llaman). Hay gente que deja una huella muy palpable en su paso por este muy particular mundo del software de fuente abierta y deja lecciones importantísimas, pero sobre todo ejemplos sumamente valiosos a seguir, tanto en lo técnico como en lo ético y Philip Newborough es uno de esos individuos. Mil gracias Philip, dejas ejemplos muy importantes que vale la pena no dejar morir y la comunidad que se formó en torno a ti y de tu trabajo, habla más que mil palabras sobre tu calidad como desarrollador y como persona, me quito mi sombrero de papel aluminio ante ti con el mayor de los respetos y mi admiración.
A ti, Crunchbang Linux, solo te digo hasta muy pronto y... #!
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